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PANDEMIA E INFORMACION FINANCIERA

PANDEMIA E INFORMACION FINANCIERA

EDILBERTO DIAZ GAITAN

¿Cuáles objetivos generales de los nuevos Estados Financieros exigidos por las NIIF?

Recuerdo perfectamente, cuando se proponía mundialmente la puesta en marcha desde principios del actual milenio de las denominadas NIIF, en reemplazo de los anteriores “Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados”, que las citadas NIIF, permitirían como uno de sus objetivos centrales, que las entidades (empresas) clasificaran, midieran, reconocieran verdaderos y reales valores de activos, de pasivos, de patrimonio, primordialmente a “valores razonables” de tal manera que dichas entidades pudiesen responder efectivamente frente a sus acreedores, sus socios, los Fiscos de orden nacional y territoriales, ante problemas de liquidez originadas en la disolución y liquidación de las entidades, ante dificultades originadas por la economía regional o global, como está ocurriendo precisamente con los efectos de la Pandemia del Covid 19.

Pués bien, a pocos días de conocerse la presencia del virus en Colombia a mediados del mes de marzo de 2020, ya un elevado número de entidades (empresas), exigían subsidios para el pago de nóminas, pagos a proveedores, aplazamiento de obligaciones fscales y tributarias, financiamiento de producciones, de inversiones, de arrendamientos. entre otros.

La pregunta que surge entonces enfatiza la inoperancia efectiva de los objetivos centrales de las NIIF, tanto a nivel mundial, como a nivel de Colombia mediante la Ley 1314 de 2009, pués pese a su novedosa implementación, las entidades (empresas) de manera muy rápida ya no contaban con recursos líquidos para enfrentar los efectos económicos del Covid 19.
Eso sí, para aminorar patrimonios, reducción de utilidades, distribución de utilidades o dividendos a sus socios o accionistas, pago de impuestos, los estados de situación financiera (antiguos estados de pérdidas y ganancias), revelan, miden, elevadas sumas de reservas legales, revervas ocasionales y extraordinarias, diversas clasificaciones de provisiones. Conceptos hoy financieros, que les permitiría a las entidades (empresas) atender por los menos a un corto plazo obligaciones surgidas por la citada Pandemia. Y ello en su gran mayoría no ocurrió, evidenciando alguna ineficiencia, inoperancia, incumplimiento real de uno de los objetivos centrales de la puesta en marcha de las NIIF, repito a nivel mundial y de Colombia, obligando entonces a la revisión urgente en la presentación, medición y revelación de los estados financieros bajo parámetros de las NIIF. ¿Ó es que se sigue tratando de meras cuentas, códigos contables o financieros que distorsionan la situación real de las entidades, y que las NIIF no han logrado evitar? ¿Dónde estaban ó están realmente esos recursos líquidos de reservas, de provisiones que presentan los estados financieros ahora bajo NIIF?

Cuàl Valor Razonable de las Niif?

Sin lugar a dudas, con la implementación de las Niif y su adopción por la mayoría de economías en todos los continentes, se adoptó igualmente como criterio de valoración básico el de Valor Razonable, en activos, pasivos y patrimonio, reduciéndose la aplicación de otros criterios de valoración, como el de costo histórico, el valor actual, los valores en uso, los valores contables en libros, los valores residuales, de vida útil, los costes amortizados, los costos de ventas.

Para Colombia, la influencia de las Niif y su interacción con el marco tributario, para efectos de mediciones y valoraciones de las cuentas contables (ahora financieras), se puso de manifiesto mediante la Ley 1819 de 2016 de reforma tributaria, en especial en sus artículos 22 a 93. Pués bien, se constituyeron en panacea contable y financiera tanto las Niif como el criterio de valoración de Valor Razonable, como instrumentos que harían frente a las cada vez más frecuentes y recurrentes crisis económicas, de tal forma que las entidades económicas estarían en capacidad de responder con la liquidez resultante de los nuevos estados financieros bajo Niif y Valor Razonable.
Y también, la nueva información financiera impuesta en éste siglo, ya no bajo esquemas de los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados, no permitió tampoco atender con suficiente liquidez – objetivo de las Niif- a pocos días de presentarse la Pandemia del Covid 19, así como tampoco lo permitió durante la crisis financiera global de 2008, y por tanto se puede concluir que todavía la información financiera brindada por las entidades privadas y públicas – multinacionales y transnacionales resulta insuficiente y permite “alterar” la información que reciben acreedores, proveedores, entes estatales, socios y accionistas, etc.

La ineficiencia en la información financiera resultante ahora de las Niif y su criterio de valoración de Valor Razonable, obedece en parte a que no superan sus propias exigencias y principios de validez de:

a.- Estar en presencia de mercados activos;
b.- Los valores razonables todavía no se calculan con referencias a valores fiables de mercados, tanto en sus activos, como en sus pasivos y patrimonio,
c.- No son homogéneos, los bienes y servicios intercambiados en los distintos mercados tanto de imput como de output;
d.- Las condiciones de monopolios, oligopolios, monopsonios, oligopsonios, son cada vez más fuertes tanto en mercados regionales como globales, posibilitando ello que muy pocos agentes económicos son quienes determinan los valores de los bienes y servicios y de los insumos utilizados;
e.- Por parte de los agentes económicos, tanto de oferta como de demanda, no son conocidos los verdaderos y reales costos y precios que finalmente se llevan al mercado;
f.- Los costos y precios de imput y output llevados al mercado se encuentran distorsionados por la acción de quienes mantienen los poderes de monopolios y monopsonios en los distintos mercados;
g.- No resultan fiables los valores que aparecen en los mercados de bienes y servicios, por cuanto en la mayoría de casos, esos mercados no son activos y se encuentran distorsionados por el reducido número de agentes económicos, y afectados adicionalmente por “volatilidades” exógenas a la determinación fiable y real de sus precios de mercado.

Para completar y reconociendo las mismas Niif, el cuestionado alcance y seriedad técnica del propuesto criterio de Valoración de Valor Razonable, si éste no resulta fiable, permite en la información financiera, la adopción de otros criterios de valoración como el de costo amortizado, costo de producción, precio de adquisición.

¿Cuál dilema entre Salud y Economía?

Se acude hábilmente a argumentar y defender con sofismas, los confinamientos totales y rígidos de la población y la hibernación total de la economía, sustentados en el falso dilema de salud o economía. Y también de manera hábil y tramposa se preguntan ¿para qué economía, sin salud o sin vida?

Un consumidor o un productor racional, jamás destina todos sus recursos para satisfacer sus necesidades consumiendo un sólo bien o servicio, o adquiriendo un sólo insumo o imput para producir un bien o servicio. Un consumidor, un productor se comportan a) de manera racional, diferencian entre un bien o servicio beneficioso o perjudicial, entre lo bueno y lo malo,; b) toman decisiones consistentes, al seleccionar de mayor a menor grado, bienes o servicios que consumen o insumos o imput con los que producen bienes o servicios; c) Consumidores y productores, estudian, investigan, planifican, ordenan, sus decisiones de consumo o de producción, con fundamento en sus necesidades primordialmente básicas, en sus disponibilidades, en sus ingresos, en sus recursos presupuestarios; d) Las decisiones del consumidor y del productor, son de carácter insaciable, es decir, será siempre preferible consumir o producir más, con los recursos que generalmente son limitados.

No comprender ésta conceptualización de filosofía económica, lleva al equívoco de plantear el sofisma del dilema entre salud y economía, y así fundamentalmente en Bogotá se privilegió la salud y se propuso y logró la hibernazión de la economía, con repercusiones que ahora afloran, en instancias del desempleo, subempleo, quiebra de empresas en todos los sectores de la economía, endeudamiento público interno y externo, corrupción sobre recursos de los entes estatales, deficit elevados en las balanzas comercial, cambiarios y de pagos: Ahora sí, toda una pandemia económica.

No se ha debido así, proponer el tal dilema entre economía y salud, el cual no existe. Allí, se da una complementaridad, y racionalidad, y no de manera alocada, privilegiar decisiones hacia una sola de las dos alternativas, permitiendo entonces destinar los limitados recursos a decidir las mejores y eficientes combinaciones entre salud y economía. Se hubiera evitado así, las inmensas repercusiones resultantes sobre variables socio económicas, de insolvencias y quiebras de empresas, de pauperización mayor de sectores socio económicos de medianos y bajos ingresos. Por supuesto que la pandemia y sus efectos en salud existen y nos han afectado y a muchos, pero con los recursos limitados con los que se cuentan, deben combinarse dichos recursos entre salud y economía, la mejor alternativa. No se trata de una alternativa de escoger la una, desechando la otra.

 

El supuesto “Mito Keynesiano”

En nuestra pasada edición, mencionamos que pasada la I Guerra Mundial, la economía japonesa perdedora en dicha confrontación bélica logró en pocos años la reactivación de su economía mediante una política fiscal de su Ministro de Hacienda Takahashi, de incremento de su infraestructura productiva en obras públicas, reestructuración inmediata del presupuesto, disminución de impuestos, incentivos a la inversión productiva privada, pero en especial una reducción de las cargas tributarias para las personas naturales, con el objetivo de generar un aumento en la demanda agregada de la economía, via niveles de inversión (multiplicadores) y de los niveles de consumo (aceleradores).

Finalizada igualmente la II Guerra Mundial, dejando también como perdedores a Japón y Alemania, Marshall y Keynes, plantean una estrategia económica de reactivación de la economía, basada en los principios señalados anteriormente. Visiones conservadoras, aupadas por influenciadores y desorientadores de los medios de comunicación, tratan de presentar dicha estrategia como un “simple mito Keynesiano” que debería revisarse, proponiéndose ahora aumentos en el Gasto Público, mayor endeudamiento del Estado a nivel interno y preferencialmente externo, a través de bancas multilaterales, reducción de impuestos a empresas y una muy posible reforma tributaria de aumento de impuestos sobre personas naturales.

En primer lugar, se trataría ello de una política fiscal y tributaria regresiva que afectaría variables de la demanda agregada y de estímulos privilegiados a variables de la oferta agregada, cuando los efectos de la pandemia sanitaria del Covid 19, se han volcado es sobre la demanda agregada. El problema básico es de demanda y no de oferta. En segundo lugar, un mayor endeudamiento de los fiscos nacional y territoriales, obligará a frecuentes y repetidas reformas tributarias de aumento de ingresos ordinarios de los fiscos, para poder enjugar los servicios de la deuda externa, que sí que favorece y privilegia a las bancas multilaterales.

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